La sandía es una deliciosa y refrescante fruta que disfrutamos durante los meses de verano. Sin embargo, en los últimos tiempos, ha habido preocupaciones sobre la presencia de metomilo en algunas partidas, un pesticida ampliamente utilizado en la agricultura para proteger los cultivos de plagas y enfermedades. Os mostramos qué es el metomilo, su presencia en las sandías y si debemos evitar comprarlas para proteger nuestra salud
El metomilo es un insecticida y acaricida perteneciente al grupo de los carbamatos, desarrollado en la década de los 50 y que se ha utilizado ampliamente en la agricultura debido a su amplia eficacia en el control de una variedad de plagas, así como por su capacidad para descomponerse rápidamente en el medio ambiente.
Sin embargo, su uso también ha sido objeto de controversia debido a sus posibles efectos sobre la salud humana y el medio ambiente, como viene ocurriendo con la mayoría de productos de síntesis química.
Los agricultores pueden aplicar el pesticida en la planta o en el suelo, y a medida que ésta crece, el metomilo se distribuye en sus tejidos, incluida la fruta. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las sandías contienen metomilo, ya que su uso varía según las prácticas agrícolas y las regulaciones en diferentes regiones.
El metomilo ha sido clasificado como un pesticida de toxicidad moderada para los seres humanos. La exposición aguda a altas dosis puede causar síntomas como náuseas, vómitos, dolores de cabeza, mareos y, en casos graves, problemas respiratorios y convulsiones. Además, se ha estudiado que la exposición crónica a niveles bajos de metomilo puede tener efectos negativos en el sistema nervioso, el hígado y los riñones.
Es importante destacar que los niveles de residuos de metomilo en los alimentos, incluidas las sandías, están regulados por las agencias gubernamentales de seguridad alimentaria. Estos límites se establecen para garantizar que los alimentos sean seguros para el consumo humano y que los niveles de exposición estén por debajo de los que podrían representar un riesgo para la salud.
Aunque el metomilo se utiliza en algunas sandías y otros cultivos, no es una razón para evitar completamente el consumo de esta deliciosa fruta. Las agencias de seguridad alimentaria de diferentes países establecen límites máximos de residuos (LMR) para el metomilo en los alimentos.
En este caso, la alerta se ha producido por superar los niveles máximos permitidos, que en Europa están limitados a una proporción de 0,015 mg/kg-ppm, mientras los encontrados en las sandías alertadas procedentes de Marruecos son de 0,38+/-0,19 mg/kg-ppm.
Como consumidores, podemos tomar algunas precauciones:
En definitiva, el metomilo si bien se ha clasificado como tóxico para los seres humanos, los niveles de residuos en los alimentos están regulados para garantizar la seguridad alimentaria. Como consumidores, podemos tomar medidas para reducir nuestra exposición a los pesticidas.
Y no podemos olvidar apostar por el producto nacional, ya que en esta campaña han sido cientos los agricultores que han tirado su producción de sandía ya que nadie les compraba el producto, para luego aceptar importaciones de otros países que no cumplen con la legalidad europea.