Si pensamos en calor extremo, los 40 ºC de temperatura máxima marcan una barrera psicológica. Hace años, algunas décadas, no todos los veranos se alcanzaba o superaba ese valor, y cuando lo hacía se calificaba el hecho como extraordinario; algo que solo ocurría durante las olas de calor. En la actualidad todos los años, prácticamente sin excepción, se superan los 40 ºC de máxima en algún lugar de la geografía española, cada vez con mayor holgura, varias veces a lo largo del verano y no siempre ligado a una ola de calor. Incluso, empezamos a tener episodios de altas temperaturas fuera del período estival en los que también, ocasionalmente, se llega a los temibles 40 grados. Es una de las consecuencias del calentamiento global.