El intenso calor propio del verano no debe de normalizarse hasta el punto de no considerarlo noticiable en los medios de comunicación, al margen de la información del mismo que se ofrece a diario en los espacios del tiempo. Incluso aunque no se produzca una ola de calor, es habitual que en determinadas zonas persistan durante varios días unas temperaturas extremas, lo que supone un riesgo para la salud de las personas, particularmente para las más vulnerables. Este hecho por sí mismo obliga a los medios a informar del impacto que puede tener un episodio duradero de altas temperaturas. En el marco actual de calentamiento global, este tipo de situaciones son cada vez más frecuentes.