Hace una semana en Meteored ya adelantábamos que los cielos de España podrían verse con matices de color rojo, y no por la calima. El humo generado por los incendios masivos en varias provincias de Canadá está cruzando el Atlántico, y ya en los últimos días ha surcado nuestra geografía
El calor ha llegado y con él, la peor consecuencia: los incendios forestales. Las altas temperaturas favorecen a la aparición de focos muy difíciles de controlar por su virulencia. Canadá lleva semanas luchando contra las llamas: más de 32.000 evacuados, 4 provincias afectadas y al menos 2 fallecidos.
El fuego está arrasando las provincias canadienses de Manitoba, Saskatchewan, Alberta, Ontario y Columbia británica. Tanto en Manitoba como en Saskatchewan se ha declarado estado de emergencia tras la rápida propagación del fuego.
Intense wildfires have scorched parts of Alberta, Manitoba & Saskatchewan since May 2025, forcing evacuations & blanketing vast areas in smoke.
— Copernicus EU (@CopernicusEU) June 5, 2025
️ This #CopernicusEU #Sentinel3 #ImageOfTheDay from 4 June shows smoke drifting over Nunavut & Hudson Bay. pic.twitter.com/hEFopX2YqI
Estos incendios forestales se iniciaron durante los últimos días de mayo, y desde entonces se han identificado más de 200 focos y ya han ardido más de dos millones de hectáreas.
Los efectos de este desastre no solo afectan a Canadá. La densa nube de humo ha llegado a zonas de Estados Unidos, mientras que los vientos del oeste dominantes en nuestras latitudes la han dirigido hacia el continente europeo.
Pese a que España se encuentra a miles de kilómetros de distancia del país afectado, estamos conectados por la circulación atmosférica dominantes en nuestras latitudes: los vientos del oeste. Es la vía perfecta para conducir las partículas de monóxido de carbono hacia Europa, y además es algo que también ha pasado en los últimos años.
La intensidad de los incendios provoca enormes columnas de humo que pueden llegar hasta la estratosfera, entre 10 y 15 kilómetros sobre la superficie terrestre. En las capas altas de la atmósfera, los vientos predominantes del oeste arrastrando consigo las partículas emitidas por el fuego.
Gracias a la disposición de los centros de acción en el Atlántico norte, este humo llegará de forma más evidente al oeste peninsular, combinándose el lunes con el polvo en suspensión por el sur. Aunque ya nos ha visitado, precisamente en esta últimas jornada es cuando se esperan concentraciones más altas, pudiendo superar sobre la vertical de Galicia los 200 μg/m3.
El monóxido de carbono (su fórmula química es CO) es un gas, incoloro e inodoro, altamente tóxico. Se produce por la combustión incompleta del carbón, y puede liberarse por los volcanes, la combustión de maderas o incendios forestales, entre otros.
La inhalación prolongada de este gas es sumamente nociva, pues impide que el oxígeno llegue adecuadamente a los órganos y a tejidos del cuerpo.
Este gas se adhiere fácilmente a la hemoglobina, incluso más rápido que el oxígeno, reduciendo así su transporte en la sangre. Existen diversos efectos como mareos, náuseas, fatiga... En algunos casos, puede ocasionar la pérdida de consciencia o incluso, la muerte.
Se ha de evitar la inhalación de este gas, aunque es cierto que en este caso no tendrá efectos en la salud. Más allá del cielo turbio y que en algún momento puede oler a quemado, las concentraciones que llegan a España son bajas y a mucha altitud.