En los últimos años, a pesar de la creciente concienciación sobre los problemas generados por los residuos plásticos, los vertidos a nivel global siguen creciendo diariamente. Para hacernos una idea, cada año se vierten alrededor de ocho millones de toneladas de plástico a lagos, ríos y océanos del mundo. Si esta tendencia no cambia, se espera que en el 2025 nuestros océanos alberguen casi una tonelada de plástico por cada tres de pescado, y para el 2050... ¡la cantidad de plásticos será mucho mayor que la de peces!
El plástico no solo se acumula en océanos y mares, hoy en día lo podemos encontrar en casi cualquier parte del planeta: desde las montañas más altas hasta los desiertos más insólitos, incluso en el mismo Ártico. Es por ello, que los científicos alzan la voz y advierten: las actuales emisiones de plásticos provocarán efectos irreversibles en nuestro planeta.
Según explica el estudio, en los entornos remotos donde el plástico no puede ser eliminado manualmente se produce el fenómeno denominado meteorización, proceso en el cual las propiedades físico-químicas del plástico cambian con el tiempo. Un claro ejemplo de ello son los famosos microplásticos: diminutas piezas de plástico originadas por la degradación y fragmentación de artículos de plástico más grandes.
Estos microplásticos, desafortunadamente, están en cualquier parte del planeta y en todo tipo de organismos. Así pues, el plástico es un objeto en constante movimiento y de creciente complejidad. Es por ello, que saber dónde se acumula y qué efectos puede causar son difíciles o incluso imposibles de predecir.
Los expertos han evaluado los posibles daños medioambientales que pueden provocar los plásticos si no cambia la tendencia en el futuro. Además del daño ambiental que supone, el aumento de plásticos en los océanos puede causar la muerte de numerosos seres marinos. Junto con otros factores de estrés ambiental, podrían desencadenar efectos de amplio alcance incluso a escala global.
Si disminuyese la biodiversidad marina, el ciclo del carbono podría verse afectado, recordemos que el fitoplancton juega un papel muy importante al absorber dióxido de carbono de la atmósfera: si disminuye la concentración de estas plantas microscópicas se fijaría menos gas de efecto invernadero y las temperaturas globales podrían verse influenciadas negativamente.
En consecuencia, un posible aumento de las temperaturas globales, causaría un aumento de la temperatura del mar, provocando una nueva pérdida de hábitats, suministro de nutrientes y la exposición a sustancias químicas.
Nosotros como consumidores creemos que si separamos adecuadamente nuestra basura, se reciclará por arte de magia, pero el reciclaje del plástico tiene muchas limitaciones, aún incluso en países con buenas infraestructuras de gestión de residuos. Es por ello que la coautora del trabajo, Mine Tekman, cree que para reducir las emisiones se requieren acciones drásticas: limitar la producción de plástico virgen para elevar el valor del plástico reciclado y prohibir la exportación de residuos plásticos.
Los autores concluyen reafirmando que la amenaza del plástico que se emite hoy en día puede desencadenar impactos irreversibles a escala global en un futuro, es por ello que piden a las istraciones actuar de manera inminente y reducir las emisiones de plástico al medio ambiente.