China es mundialmente conocida por sus gigantescos proyectos de infraestructuras, y uno de los más impresionantes es la Central Hidroeléctrica de las Tres Gargantas, situada en el río Yangtsé, en la provincia de Hubei.
Además, su capacidad de almacenamiento de agua supera los 39000 millones de metros cúbicos. Pero además de sus colosales dimensiones, esta proeza de ingeniería tiene una curiosa consecuencia: afecta a la rotación de la Tierra.
La idea de que una presa hidroeléctrica pueda influir en el movimiento de rotación de nuestro planeta puede parecer exagerada, pero es una realidad. Estudios científicos demuestran que el volumen de agua desplazado por la presa de las Tres Gargantas afecta ligeramente a la inercia de la Tierra.
Para entender este fenómeno, conviene recordar que la inercia se refiere a la dificultad que tiene un cuerpo para cambiar su movimiento y, en el caso de la Tierra, implica la rotación alrededor de su propio eje.
Al retener una enorme cantidad de agua a 175 metros de altura, la planta provoca una redistribución de la masa en el planeta. Este fenómeno, similar al efecto que se produce cuando una patinadora gira más rápido acercando los brazos al cuerpo, ralentiza mínimamente la rotación de la Tierra.
Los cálculos indican que este cambio equivale a tan sólo 0,06 microsegundos en el tiempo de rotación diaria de la Tierra, una cantidad extremadamente pequeña pero no por ello menos mensurable.
Además del cambio de rotación, la redistribución de la masa también ha provocado el desplazamiento del eje de la Tierra. Se calcula que la posición del polo terrestre se ha desplazado unos dos centímetros debido a la construcción de la presa. Aunque estas cifras puedan parecer insignificantes en la vida cotidiana de la mayoría de la gente, son relevantes en determinados contextos científicos.
Los dispositivos de alta precisión, como los relojes atómicos, que miden el tiempo con extrema exactitud, pueden verse afectados por estas variaciones. Algunos científicos creen que será necesario ajustar las normas horarias mundiales, quizá introduciendo un «segundo bisiesto negativo» en las próximas décadas.
El impacto de las acciones humanas sobre la Tierra va más allá de la construcción a gran escala. El deshielo de los casquetes polares, provocado por el cambio climático, también está redistribuyendo la masa del planeta. Al derretirse los glaciares y subir el nivel de los océanos tropicales, la Tierra experimenta una ligera ralentización de su rotación.
Esto se debe a que la masa que antes se concentraba en las regiones polares se desplaza hacia el ecuador, lo que cambia la forma en que gira el planeta.
Aunque los cambios son mínimos y no afectan directamente a la vida cotidiana de las personas, plantean importantes cuestiones sobre el impacto de las actividades humanas en el planeta.
La Central Hidroeléctrica de las Tres Gargantas es un ejemplo impresionante de la capacidad humana para modelar el mundo que nos rodea. Sin embargo, este poder también conlleva responsabilidades.
El hecho de que la construcción humana pueda alterar la rotación de la Tierra, aunque sea mínimamente, es un recordatorio de que debemos ser conscientes de las repercusiones de los grandes proyectos de infraestructuras sobre el medio ambiente y el equilibrio natural del planeta. Aunque estos cambios sean imperceptibles para el ciudadano medio, nos muestran la importancia de pensar detenidamente en las consecuencias globales de nuestros proyectos.
It’s true: China’s Three Gorges Dam is so big it changes Earth’s spin. IFLScience. (2024).
C. Nilsson, Reservoirs, Reference Module in Earth Systems and Environmental Sciences, Elsevier.