El casco antiguo de Lamu, en Kenia, es conocido por su olor a agua de mar y estiércol fresco debido a los burros que se mueven a rastras por el muelle de la ciudad, transportando residentes y carga. Esta ciudad es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, conocida por preservar su cultura swahili.
Según un reportaje de The Guardian, no hay coches, pero sí unos 3000 burros en la isla. Los residentes dependen en gran medida de los animales para su subsistencia y como medio de transporte en las estrechas y sinuosas calles de la ciudad de 700 años de antigüedad, una de las más antiguas de África Oriental.
Find your zen on the shores of the Indian Ocean.
— Kenya Tourism Board (@magicalkenya) July 19, 2024
Explore heritage, community and your inner self on the enchanting island of Lamu. #MagicalKenya #BucketListDestination #VisitKenya #LYFe2024 pic.twitter.com/SvtbfgQAfa
Sin embargo, un número cada vez mayor de burros están muriendo a causa del plástico que ingieren y los científicos temen que muchos otros animales terrestres también se estén viendo afectados por la contaminación plástica humana.
Con poca hierba para pastar, los burros buscan comida entre los montones de botellas de plástico, pañales y restos de tela depositados junto a la carretera.
El propietario de una cría de burro débil y deshidratada llevó recientemente al animal a Donkey Sanctuary, una organización protectora de animales. Cuando los veterinarios le istraron laxantes, encontraron 30 cm de plástico en sus heces.
El impacto de la contaminación por plásticos en la vida marina está ampliamente documentado, pero se sabe muy poco sobre su efecto en los animales terrestres.
En uno de los primeros estudios sobre este tema, investigadores de la Universidad de Portsmouth y Donkey Sanctuary investigan en Kenia los efectos de la contaminación por plásticos en los animales, centrándose en los burros y otros animales de granja.
Se producen al menos tres muertes de burros al mes debido a cólicos provocados por comer basura de los vertederos, pero afirman que la cifra real es probablemente mayor.
El estudio sobre los burros formará parte de un conjunto cada vez mayor de investigaciones sobre los efectos de los residuos plásticos en los animales terrestres, además de los efectos más conocidos en la vida marina.
Según la Dra. Leanne Proops, miembro de la iniciativa de investigación Revolution Plastics de la Universidad de Portsmouth, en muchos países los animales domésticos acuden a los vertederos abiertos en busca de alimento.
Esto no sólo tiene un efecto terrible en su salud y bienestar, sino que también puede afectar a los seres humanos que consumen su carne o su leche, que pueden contener microplásticos.
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