La nieve, una vez que se deposita en el suelo forma un manto que va evolucionando en el tiempo, transformándose y formando un conjunto de capas que presentan distintas características. En ocasiones, la más superficial, es capaz de deslizarse sobre la que tiene por debajo, de hielo más endurecido, o bien por la acción del viento, por efecto de una pendiente, o por una combinación de ambos factores, lo que da como resultado la formación de un llamativo rodillo, con un agujero en su parte inferior.