Los expertos están expectantes y desconcertados con lo que puede ocurrir en esta estación de huracanes de 2024 sobre el Atlántico Norte tropical, que se preveía una estación hiperactiva, pero que no lo es a fecha de hoy.
Siguiendo al experto Ed Piotrowski, @EdPiotrowski, los pronósticos de varias agencias sobre una temporada de huracanes extremadamente activa están en serio peligro. Estamos cerca del pico de la temporada de huracanes y no hemos tenido una tormenta con nombre en el Atlántico desde que se formó Ernesto el 12 de agosto.
Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué ha habido tanta calma y qué nos espera para el resto de la temporada?
La atmósfera es muy compleja y hay múltiples factores que los meteorólogos analizan para determinar qué tan activa será en una temporada de huracanes determinada. Básicamente, son estos:
El agua ha estado extremadamente cálida en la principal región de desarrollo del Atlántico, lo que significa que hay suficiente combustible para que los sistemas tropicales ganen fuerza. No hay señales de que eso cambie en los próximos meses.
Al adentrarse en el corazón de un patrón de La Niña, la cizalladura o cortante del viento suele ser más baja de lo normal, favoreciendo el desarrollo de los ciclones tropicales. Durante las últimas 3 semanas, de hecho, ha sido más alta de lo normal. La cizalladura del viento puede impedir la formación de sistemas tropicales. Aquellos que se forman tienen un camino difícil. La cizalladura del viento altera la circulación de los sistemas tropicales, lo que reduce su eficiencia y hace que se debiliten o incluso se disipen.
Es normal que las ondas tropicales avancen desde la costa africana al sur de las islas de Cabo Verde, donde aprovechan el agua cálida y la abundante humedad atmosférica. Durante las últimas 2 o 3 semanas, la configuración de agua muy cálida sobre gran parte del Atlántico combinada con agua relativamente más fría cerca del ecuador ha empujado el tren de ondas tropicales hacia el norte. Las ondas tropicales han estado emergiendo de África sobre agua mucho más fría y en una atmósfera cargada de polvo, todo lo cual actúa en contra del desarrollo. Con una trayectoria más al norte, estas perturbaciones en realidad atraen más aire seco hacia el corazón del corredor de huracanes, sofocando la actividad de tormentas eléctricas. Además, esta trayectoria más al norte produce una lluvia mucho más alta de lo normal en el árido desierto del Sahara.
Normalmente, la atmósfera se enfría a medida que se asciende. Como el aire más frío es más denso y pesado que el aire relativamente más cálido cerca del suelo, naturalmente tiende a ascender. Este año, el aire en altura ha sido más cálido de lo normal, lo que ha provocado una mayor estabilidad que suprime la actividad de tormentas eléctricas.
No estamos 100% seguros de por qué sucede esto. Podría ser el resultado del cambio climático o incluso estar relacionado con la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'Apai en 2022, que inyectó 150 millones de toneladas métricas de vapor de agua a la estratosfera. Cuanto más vapor de agua haya en altura, más calor absorberá.
La OMJ es una onda atmosférica que se produce en los trópicos y que viaja alrededor del mundo durante un período de 30 a 60 días. Esta onda global incluye fases de precipitación intensificada y reprimida o inhibidora. En la fase intensificada, es más probable que el aire se eleve y produzca tormentas eléctricas, mientras que en la fase reprimida, las tormentas eléctricas tienen dificultades para formarse debido al aire que desciende. Gran parte del Atlántico se encuentra actualmente en una fase inhibidora de las tormentas.
Con estos mimbres, el Océano Atlántico debería cobrar vida en las semanas venideras, pero esto está por ver.
Hay posibilidades muy bajas de desarrollo tropical en cuatro áreas, según el Centro Nacional de Huracanes. Ninguna de ellas tiene una probabilidad media de llegar a ser una depresión o tormenta tropical a 7 días vista.
Los desarrollos tropicales se centran en cuatro zonas: una en el Caribe, otra frente a la costa este y un par de sistemas en el Atlántico central y oriental.
Se indican sólo las zonas y las probabilidades de llegar a ser un ciclón tropical nombrado:
Atlántico Noroeste
* Probabilidad de formación hasta 48 horas...baja...10 por ciento.
* Probabilidad de formación hasta 7 días...baja...20 por ciento.
Atlántico Tropical Este
* Probabilidad de formación hasta 48 horas...baja...10 por ciento.
* Probabilidad de formación hasta 7 días...baja...20 por ciento.
Mar Caribe Noroeste y Suroeste del Golfo de México
* Probabilidad de formación hasta 48 horas...baja...cerca del 0 por ciento.
* Probabilidad de formación hasta 7 días...baja...30 por ciento.
Atlántico Tropical Central
* Probabilidad de formación hasta 48 horas...baja...cerca del 0 por ciento.
* Probabilidad de formación hasta 7 días...baja...10 por ciento.
Han pasado más de dos semanas desde la última vez que una tormenta con nombre (huracán Ernesto) se desarrolló por la cuenca atlántica. La próxima tormenta atlántica recibirá el nombre de Francine.
Hay que recordar que septiembre es el mes de mayor actividad en la temporada de huracanes en el Atlántico, pero a fecha actual no hay una tormenta tropical a 7 días vista y esto es muy raro. Todavía queda mucho camino por recorrer en esta temporada de huracanes.