Tras un episodio de lluvia intensa y tormentas, lo que solemos querer es que el sol y el cielo despejado sean protagonistas. Después de la tormenta, pasada la noche, deseas que el día se presente 'perfecto'. Sí, con cielo despejado para salir a pasear, ir de compras, tomar el sol o... ¡pegarse un baño a la playa!
Ocurrió en Barcelona tras el último episodio de DANA. Las intensas precipitaciones registradas en los últimos días alteraron la calidad del agua hasta el punto de que el Ayuntamiento de Barcelona prohibiera el baño durante algunos días. La situación era un tanto 'rara' ya que la prohibición o el veto coincidía con un esperado puente de tres días. El sol dominaba el panorama, y las temperaturas eran de hasta 30 ºC.
Tras la DANA, la Agencia de Salud Pública de la Ciudad Condal, hizo controles analíticos para ver la calidad del agua y, tal como se veía venir, había una calidad insuficiente del agua por valores alterados de bacterias. Todo ello teniendo en cuenta que la capital catalana se encuentra entre la desembocadura de los ríos Besòs y Llobregat.
Las fuertes lluvias de las últimas horas han hecho bajar ríos y arroyos, acumulando sedimentos en todas las playas https://t.co/lVuUGd1ZS4
— La Vanguardia (@LaVanguardia) September 11, 2020
Los residuos no son los únicos que contaminan la playa. Durante el 'chaparrón' el aporte de agua dulce en un entorno salino provoca, también, una alteración. Llegan sedimentos de muchos lugares, restos de vegetales y plantas, sin olvidarnos de los residuos urbanos.
A pesar de que los servicios municipales puedan limpiar la arena de toda esa 'porquería' que solemos dejar, hay una contaminación que no se puede ver pero continúa estando. También nos encontramos con un par de bacterias como son la Escherichia coli o el Enterococcus, cuyo origen se encuentra en las aguas fecales.
En muchos puntos de nuestra geografía la separación dentro de las redes de alcantarillado no es muy buena. El agua residual que generamos las personas y el recurso procedente de la lluvia se encuentran bastante cerca. Esta situación es muy típica en varias ciudades costeras y provoca que, en episodios de lluvias intensas, estas dos aguas se mezclen, incrementando de manera considerable el caudal.
La contaminación microbiológica es una de las más comunes tras una tormenta. También es la causante de prohibir el baño en lugares variopintos y dedicados al ocio, al sol y a la playa. En el caso de que las playas superen los límites de contaminación establecida y los bañistas aun así decidan entrar un 'ratito' al mar podrían presentar casos de infecciones, gastroenteritis y otitis.