Cuando pensamos en grandes masas de nieve o tierra desplazándose por una montaña, solemos referirnos a ello como una avalancha o un alud. En muchas ocasiones estos términos se usan indistintamente, pero existen algunas diferencias o matices entre ellos.
El alud es un desplazamiento súbito de una gran cantidad de material sobre una ladera. Este desplazamiento puede estar compuesto por diferentes elementos como tierra, rocas, barro o nieve.
El pasado día 19 o 20 sucedió un alud de rocas, agua, nieve fundida y otros materiales en el cauce del Arroyo de la Vejiga, al sureste del pico de la Najarra, en la Sierra de Guadarrama. Aquí os dejo unas fotos que me han mandado del suceso, tuvo que ser espectcacular en directo. pic.twitter.com/kWnpRPWAAE
— Meteo Sierra de Guadarrama (@SierraMeteo) January 5, 2020
Su antecedente más próximo es el vocablo francés avalanche procede a su vez de la forma antigua valanche, que surge como deformación del término latino labes que significa caída, sin haber ninguna referencia a la nieve.
Los aludes se pueden desencadenar cuando la inclinación de la pendiente, la gravedad y otros factores ambientales provocan la inestabilidad del terreno.
Todos estos pueden ser provocados por fenómenos naturales, como terremotos o lluvias intensas, así como actividades humanas, como la deforestación y la construcción en zonas inestables.
Por otro lado, una avalancha es un tipo específico de alud que ocurre en zonas nevadas. Se produce cuando una masa de nieve pierde estabilidad y se desliza pendiente abajo, arrastrando consigo grandes cantidades de material.
️MÁS AVALANCHAS️
— ????????????? (@MeteoAlhambra) March 12, 2025
El riesgo de avalanchas sigue presente y es probable que aumente con el paso de la #borrascaKonrad
Vídeo de WhatsApp (reenviado)
Autor desconocido pic.twitter.com/23e0RkhLDc