El villancico más famoso del mundo (“Noche de Paz”) tiene una curiosa e interesante relación con los avatares climáticos. 1816 es conocido en como “el año sin verano”, debido al enfriamiento que produjo en muchas zonas del mundo –entre ellas Europa– la catastrófica erupción del volcán Tambora en Indonesia, que tuvo lugar el año anterior (1815). La crudeza del invierno de 1816 y los siguientes hizo que se estropeara el órgano de la iglesia de la localidad austriaca donde se estrenó el villancico; el día de Navidad de 1818. Esa circunstancia obligó al organista a componer contrarreloj la música (se cuenta que lo hizo la noche de la víspera) para ser interpretada por un coro.