Entre los insectos más comunes que pueden asomarse entre las paredes de tu casa se encuentran las hormigas. Pequeños pero organizados e incansables, casi siempre consiguen encontrar la manera de entrar en nuestras casas.
Lo que casi siempre les impulsa a ello es la búsqueda de alimento. Las hormigas tienen un sentido del olfato extremadamente desarrollado y pueden detectar incluso pequeños rastros de azúcar, grasa u otros alimentos. La cocina es pues uno de los lugares donde es más fácil encontrarlos : migas, tarros mal cerrados o una gota de miel olvidada pueden bastar para atraer a toda una fila de trabajadores.
Los baños, despensas y sótanos también pueden atraerlos, sobre todo en verano, cuando buscan agua y frescor. Para evitar que entren en tu casa y espacios interiores, es importante observar con atención de dónde provienen , para poder intervenir de forma específica en zonas sensibles.
Las hormigas pertenecen al orden Hymenoptera, al igual que las abejas y las avispas, y se encuentran entre los insectos sociales más evolucionados y fascinantes del mundo animal . Viven en colonias muy organizadas, en las que cada individuo tiene un papel bien definido.
Dentro de un hormiguero se pueden distinguir tres castas principales: la reina, que pone los huevos; las obreras, que son las encargadas de buscar alimento, cuidar a las crías y defender el nido; machos fértiles, cuya única tarea es reproducirse.
Esta estructura social altamente eficiente permite que la colonia actúe como un único gran organismo, a menudo denominado superorganismo. Las hormigas pueden construir sus nidos bajo tierra, en paredes, debajo de piedras o incluso dentro de paredes huecas de edificios. Su extraordinaria adaptabilidad explica que sean capaces de colonizar ambientes muy diferentes, incluidos nuestros espacios domésticos.
Cuando hablamos de soluciones para eliminar las hormigas de la casa, es importante recordar que se trata de insectos sumamente útiles para el medio ambiente y que su presencia no es sinónimo de suciedad o mala higiene.
En la naturaleza, las hormigas cumplen funciones fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas. Ayudan a descomponer la materia orgánica, mejoran la estructura del suelo cavando túneles que promueven la aireación y juegan un papel activo en el control biológico de otros insectos dañinos al atacar larvas y parásitos. Algunas especies incluso participan en la dispersión de semillas, promoviendo la biodiversidad vegetal.
Por este motivo, conviene evitar el uso de insecticidas químicos o cebos industriales, que no se limitan a atacar a las hormigas visibles en la casa: su objetivo es exterminar todo el hormiguero, envenenando la cadena interna de la colonia.
Se trata de un enfoque agresivo, no selectivo y ambientalmente insostenible, que también puede tener consecuencias sobre otros insectos beneficiosos y el entorno doméstico, especialmente si hay niños o animales. Por tanto, es mejor utilizar métodos naturales, seguros y eficaces, capaces de evitar su entrada en el hogar sin comprometer la salud de todo el hormiguero.
Si quieres mantener alejadas a las hormigas sin recurrir a productos químicos, la sal de mesa es un remedio simple, económico y sorprendentemente efectivo. De hecho, las hormigas tienden a evitar las superficies saladas: el o directo con la sal puede provocar que se deshidraten. Puede distribuirse en correspondencia con ventanas, alféizares, marcos, esquinas del piso y grietas, de manera de crear una barrera a su entrada.
Otro método consiste en preparar una solución de agua caliente y sal, que se utilizará para lavar pisos, superficies y caminos habituales de las hormigas: de esta manera, también se elimina el rastro de feromonas que guía a las demás obreras hacia la fuente de alimento.
Además de la sal, existen muchos otros remedios naturales que se pueden utilizar con éxito:
Vinagre blanco o jugo de limón: el olor fuerte perturba la orientación de las hormigas y rompe los rastros químicos.
Canela, guindilla, posos de café o clavo: todos ellos elementos con un olor penetrante y desagradable para las hormigas, que deben esparcirse en los puntos críticos.
Polvo de talco o polvo de tiza: útil para crear barreras secas a lo largo de umbrales o alféizares de ventanas.
Aceite esencial de menta piperita o de árbol de té: unas gotas diluidas en agua y pulverizadas cerca de las entradas disuaden a las hormigas y perfuman el ambiente.