La esperanza de vida es un indicador sobre el promedio de años que se espera que viva una persona, calculado a partir de la tasa de mortalidad de la población en un año determinado. En España, la esperanza de vida se duplicó en un siglo, es decir, un bebé que nació en 2009 habría ganado 40 años de vida respecto a cuando nació su bisabuelo. Ahí es nada.
La pandemia recortó 1,2 años de esperanza de vida en 2020, aunque conseguimos aumentarla en 0,9 en 2021. La COVID-19 ha supuesto un antes y un después en nuestra vida: nos hemos esforzado, hemos tomado medidas y se ha hecho una gran inversión en investigación.
Pues esto es lo que indican los datos del estudio de Índice de Calidad de Vida del Aire (AQLI). La contaminación y la baja calidad del aire que respiramos nos resta 2,2 años de esperanza de vida promedio en hombres, mujeres y niños. En algunos países como la India o Bangladesh la contaminación es tan grave que esa disminución alcanza los 5 años.
Imagina que por un momento fuera un agente externo y no nosotros mismos el que causara la muerte temprana de 8,8 millones de muertes tempranas en todo el mundo. Sin duda, habríamos tomado medidas de forma inmediata.
En 2021, la Organización Mundial de la Salud, modificó (basándose en nuevas y abundantes pruebas científicas) las directrices sobre lo que consideró un nivel seguro de exposición a partículas en suspensión, PM₂,₅ (las más dañinas), disminuyendo el nivel de exposición de 10 µg/m³ a 5 µg/m³, además de los seis clásicos contaminantes del aire, PM₁₀, ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono.
Las autoridades pueden utilizar los niveles de estas nuevas directrices como una referencia que ayude a tomar nuevas medidas y objetivos. Y urge, porque con estas nuevas condiciones, el 97,3% de la población se encuentra en una zona insegura.
Sí. Y las pruebas las da paradójicamente China. El país asiático disminuyó las fuentes de contaminación del aire en casi un 40% entre 2013 y 2020 (y lo que aún les queda por hacer, que no es poco), y con ello, aumentó 2 años de esperanza de vida promedio.
En el caso de Europa y Estados Unidos se han aplicado importantes medidas frente a la contaminación del aire y sí, han reducido el número de partículas, pero con estas nuevas directrices de la OMS el esfuerzo debe ser aún mayor.
Según el propio estudio, podríamos ganar 527 millones de años de vida promedio en Europa si se consiguieran medidas que pudieran cumplir las actuales directrices indicadas.
Todos estamos unidos peleando contra la pandemia y los avances son evidentes ¿Qué más datos necesitamos para hacer lo mismo frente a la contaminación ambiental?