Los astrónomos llevan tiempo lanzando la voz de alarma. Y es que las imágenes que ofrecen sus telescopios aparecen distorsionadas debido a posibles fallos técnicos. Galaxias remotas que aparecen con marcas que las atraviesan, partes en blanco que ocupan una parte significativa de la foto o líneas que enturbian por completo las constelaciones.
Pero, en realidad, todas estas observaciones astronómicas, dañadas para el avance científico, se deben a que los cielos se saturan cada vez más con satélites artificiales. La mayoría pertenecen a compañías de Internet, como los satélites Starlink de Elon Musk.
Los problemas ocasionados por estos satélites artificiales en la observación astronómica son considerables. Y este dilema no hará más que agravarse, dado que Starlink ya ha desplegado casi 3.600 satélites en órbita, y se anticipa que esta cifra se incremente a 100.000 para finales de la década.
Las megaconstelaciones de satélites, lanzadas por empresas como OneWeb o Amazon, también generan inquietud en organismos como la Unión Astronómica Internacional y la Sociedad Española de Astronomía, que las consideran "una seria amenaza para la observación astronómica".
Son varias las formas en las que los satélites, en general, están ocasionando problemas para la observación astronómica:
El impacto de los satélites en la observación astronómica es preocupante, y ha estimulado diversas iniciativas para atenuar los desastrosos efectos de estas megaconstelaciones. Es el caso de la Unión Astronómica Internacional (IAU), que ha puesto en marcha una campaña de sensibilización y ha instado a la adopción de medidas para evitar que los satélites interfieran con la investigación científica.
Además, ha impulsado la formación de un grupo técnico en el seno de las Naciones Unidas para establecer directrices internacionales. Y es que lo que una empresa realiza, como es el caso de los estadounidenses satélites Starlink de Elon Musk, tiene repercusiones en colaboraciones internacionales como el Hubble.
Por otra parte, hay un grupo de astrónomos que ha propuesto modificar la órbita actual de los telescopios espaciales, lo que ayudaría a reducir el número de satélites que interfieren en las observaciones astronómicas. Otra posible solución podría ser la aplicación de técnicas de inteligencia artificial para suprimir las estelas de los satélites de las imágenes. No obstante, todas estas opciones resultan limitadas, y no representan una solución definitiva.
La implicación de las compañías de Internet que están desplegando estas megaconstelaciones también ha sido objeto de debate. SpaceX, la compañía de Elon Musk, se ha comprometido a proporcionar información orbital a los astrónomos para que los observatorios puedan evitar los satélites en la medida de lo posible.
Además, en respuesta a la presión de organismos gubernamentales y de la comunidad científica, Musk se ha comprometido también a reducir al mínimo el impacto de sus actividades en la investigación astronómica.