Pocas cosas embellecen tanto un jardín como un rosal en plena floración, aunque detrás de esas rosas deslumbrantes hay un cuidado esencial: la poda. Precisamente ahora, en enero, es el momento ideal para cuidar tus rosales de cara a la próxima temporada.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la poda no es solo una cuestión estética, sino que es vital para mantener la salud del rosal. Si eliminamos las ramas viejas, débiles o enfermas, fomentamos un crecimiento más vigoroso y equilibrado. Esto permite que la planta concentre sus recursos en producir flores más abundantes y de mayor calidad.
En climas como el nuestro, enero marca el final del reposo invernal de los rosales, por eso el momento idóneo para realizar la poda, ya que la planta está “durmiendo” y no sufrirá tanto estrés. Al podarlos en esta etapa, damos tiempo a que las heridas cicatricen antes de la llegada de la primavera, cuando comienza el crecimiento activo.
Si la poda es importante, también lo es dedicarle una atención particular a los rosales viejos. Si no se podan, sus ramas tienden a envejecer y a producir menos flores, afectando a la vitalidad general de la planta. También pueden desarrollar una maraña de ramas cruzadas que dificulta el paso del aire, lo que los hace más propensos a plagas y enfermedades.
"Old blush", una de las rosas chinas más conocidas, anterior a 1793. Con su importación a Europa se inicia la gran revolución en el cultivo de las rosas, al introducirse con ella la floración repetida en nuestras viejas rosas, que sólo florecían una vez al año. #BuenasNoches pic.twitter.com/KAQy8kabSD
— REAL JARDÍN BOTÁNICO (@RJBOTANICO) May 16, 2020
Cuando se trabaje con rosales viejos, es crucial eliminar primero las ramas más antiguas, identificables por su color marrón oscuro y su textura leñosa. Esto rejuvenece la planta, permitiéndole generar brotes más jóvenes y productivos.
Es importante tener en cuenta que no podar un rosal puede tener consecuencias negativas. La planta tiende a descontrolarse, creciendo de forma desigual y con menos energía para producir flores. Además, las ramas viejas se convierten en un refugio para plagas, y la falta de poda puede fomentar enfermedades debido a la acumulación de humedad en las zonas densas.
Si tus rosales están en macetas, presta especial atención al tamaño de la planta en relación con el contenedor. La poda en estos casos no sólo debe centrarse en la estructura de la planta, sino también en controlar su tamaño para evitar que el sistema radicular se sobrecargue.
Manera correcta de podar un rosal pic.twitter.com/6AAAFdQSKN
— Interés agronómico (@InteresAgro) May 11, 2024
Para rosales plantados en el suelo, puedes ser un poco más generoso al podar. Asegúrate de retirar ramas que crezcan hacia el interior y da forma a la planta para favorecer una estructura abierta en forma de copa. Esto permitirá una mayor entrada de luz solar y mejorará la circulación del aire.
Ya hemos visto que una poda correcta es esencial para garantizar rosales sanos y con flores abundantes. Sigue estos pasos básicos y prepara tus plantas para que deslumbren en la próxima temporada:
Tras podarlos, es el momento ideal para enriquecer el suelo con compost o abono orgánico. Esto aportará los nutrientes necesarios para que el rosal se recupere y crezca con fuerza. También puedes aplicar un fungicida natural para proteger las heridas y reducir el riesgo de infecciones.