La Oficina Nacional de istración Oceánica y Atmosférica (NOAA), concuerda con otras agencias meteorológicas para predecir una temporada de huracanes superior al promedio.
Los meteorólogos y climatólogos especializados del Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en ingles) y del Centro de Predicción Climática (C), pertenecientes a la NOOA, predicen una actividad de huracanes superior a lo normal en la cuenca del Atlántico este año.
Las perspectivas de la NOAA para la temporada de huracanes en el Atlántico de 2024, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, predicen con un 85% de probabilidad una temporada por encima de lo normal, un 10% de probabilidad de una temporada casi normal y un 5 % de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal.
Se espera que la temporada de huracanes en el Atlántico tenga una actividad superior a lo normal debido a factores como las temperaturas oceánicas cálidas casi récord en el océano Atlántico, el desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico, la reducción de los vientos alisios del Atlántico y una menor cizalladura del viento, dichos efectos son de las principales causas en favorecer la formación de tormentas tropicales.
Otro el factor a considerar es el índice de energía ciclónica acumulada (ACE), que mide la intensidad y duración combinadas de todas las tormentas con nombre. De acuerdo ala NOAA, las perspectivas de este año predicen entre el 150% y el 245% de la mediana, clasificando la predicción como una temporada "hiperactiva".
Gracias a que el patrón climático de El Niño se acerca a su fin, con una rápida transición prevista hacia las condiciones de La Niña, los meteorólogos afirman que esto sin duda favorecerá a una actividad mucho mas dinámica en la formación de huracanes en el Atlántico.
Esto sucede principalmente porque La Niña tiende a disminuir la cizalladura del viento en los trópicos. Al mismo tiempo, el abundante contenido de calor oceánico en el Océano Atlántico tropical y el mar Caribe crea más energía para impulsar el desarrollo de tormentas.
Además, esta temporada de huracanes también presenta la posibilidad de que se produzca un monzón en África occidental por encima de lo normal, que puede producir ondas del este africano (ondas tropicales) que generen algunas de las tormentas atlánticas más fuertes y duraderas.
El hecho de que los vientos alisios se registren más ligeros, una condición normal durante la estación de verano y otoño, favorecerá que los huracanes aumenten su fuerza, dicha situación también generará una interrupción de una fuerte cizalladura del viento, lo que a su vez minimiza el enfriamiento de los océanos reforzando así el desarrollo de ciclones tropicales.
Comprobado con evidencia científica, el calentamiento que ha sido causado por el hombre está calentando los océanos a nivel mundial y derritiendo los casquetes polares en ambos extremos, lo que provoca un aumento del nivel del mar, lo que a su vez aumenta el riesgo de marejadas ciclónicas.
El aumento del nivel del mar representa una clara influencia humana en el daño potencial de un huracán determinado.
La NOAA implementará mejoras en sus comunicaciones de pronóstico, apoyo a las decisiones y esfuerzos de recuperación de tormentas esta temporada. Éstas incluyen: