La ubicación de la DANA al oeste de la Península y la dorsal anticiclónica en la vertical peninsular va a condicionar la ola de calor intensa y persistente que nos afecta en estos días de julio. Ya se trató en el siguiente artículo las características y papeles de la DANA y dorsal:
Pero, además, este episodio de muy altas temperaturas extremas veraniegas (máximas y mínimas) no viene solo. Otras consideraciones meteorológicas y medioambientales son destacables.
La casi ausencia de nubes en un mes de julio, y entrando en el periodo canicular, son el origen de altos valores de radiación ultravioleta durante el día. Hay que protegerse de ellas.
Las precipitaciones a lo largo de la semana serán muy escasas y solo en zonas de montaña podrían haber tormentas secas con bajas tasas de precipitación. La poca que que salga de las nubes encontrará un entorno seco y no llegarían al suelo al evaporarse en su caída.
Con la sequía que padecemos y la ausencia de precipitaciones, harán que los embalses vayan claramente a menos por el propio consumo de agua y la fuerte evaporación. Además, el consumo eléctrico por el calor disminuirá el agua embalsada en algunos sitios.
Las variables meteorológicas son potencialmente favorables y altas para la generación de incendios, especialmente debido a las altas temperaturas y a la baja humedad existente.
La entrada de aire africano está garantizado en Canarias y zonas de la Península, además de la turbiedad generada in situ por los fuertes calores que enturbiarán el aire en zonas no afectadas por el polvo africano.
Todo sumado, dará una situación en conjunto desfavorable para la salud, especialmente para grupos de población sensible (personas mayores, niños, trabajadores al aire libre, personas con problemas respiratorios, etc.)
El verano, a veces, no es tan bueno como parece, especialmente cuando se dan valores extremos térmicos y los flujos aéreos provienen o tienen una componente sur de origen africano. A cuidarse toca.