Como se dice, nunca llueve a gusto de todos, y eso es algo aplicable al sector agrícola. Las ansiadas lluvias de primavera pueden llegar a ser excesivas y causar un mal a nuestros huertos. Para ello, es de vital importancia controlar algunos aspectos clave que harán nuestras cosechas fructíferas.
Aunque de forma general, la lluvia suele ser un bien para el campo y las plantas, la agricultura no escapa de la propia naturaleza, y en ciertas ocasiones lo que a priori genera un bien, puede ser todo lo contrario. Para ello, os mostramos 7 ideas que harán de tu huerto una barrera frente a las lluvias intensas y abundantes.
Un periodo intenso de lluvia descontrolada puede ocasionar graves daños en nuestros cultivos. Entre los efectos que puede ocasionar podríamos destacar la erosión y el encharcamiento del suelo, el lavado de los nutrientes o una mayor incidencia de enfermedades.
Un suelo bien drenado es fundamental para evitar el encharcamiento y la asfixia de las raíces de las plantas. Para conseguirlo, se pueden llevar a cabo diversas técnicas, como la instalación de zanjas de drenaje, la creación de lechos elevados o la utilización de suelos permeables.
Aplicar mantillo alrededor de las plantas nos puede ayudar a mantener la humedad del suelo y a prevenir la erosión causada por las lluvias intensas. Además, el mulch actúa como una barrera protectora, reduciendo el impacto directo de las gotas de lluvia sobre el suelo.
En aquellas áreas propensas a fuertes vientos y lluvias, puede ser interesante asegurar las estructuras de los huertos, como los invernaderos, las cercas o los soportes para las plantas trepadoras.
Aprovechar el agua de lluvia es una práctica, además de sostenible, beneficiosa para el huerto. Instalar sistemas de captación, como pueden ser pequeñas balsas o sistemas de almacenamiento más grandes, no solo ayuda a reducir la escorrentía, sino que también proporciona una fuente adicional de riego durante períodos secos.
Al elegir las plantas que se van a cultivar, es importante considerar la tolerancia de estas al exceso de agua. Algunos cultivos como la espinaca, la lechuga, el brócoli o algunas variedades de calabazas y calabacines suelen ser más resistentes a las condiciones de suelo húmedo.
Las intensas lluvias pueden aumentar la proliferación de plagas y enfermedades en el huerto. Mantener un control constante de la salud de las plantas y tomar algunas medidas preventivas, como la poda adecuada y el uso de tratamientos orgánicos, puede ayudar a prevenir problemas más graves, ya que la lluvia puede agravar la infestación.
Pisar de forma excesiva el suelo durante épocas lluviosas puede provocar una gran compactación, dificultando el drenaje y afectando la estructura del suelo. Para ello, es fundamental trabajar con cubierta vegetal o mínimo laboreo.