Aunque no es un fenómeno meteorológico propiamente dicho, sí se trata de una situación que acontece por circunstancias meteorológicas. La precipitación riega los suelos, agua pluvial, proporcionando el tempero necesario para la germinación de semillas y el crecimiento de plantas; refuerza la fuente de los ríos que luego se represa en pantanos y embalses, agua fluvial. Y por último, recarga y alimenta los pozos y manantiales, acuíferos subterráneos.
Cuando hablamos de sequía podemos referirnos a términos puramente ecológicos, con lo que tendremos una sequía fisiológica, que utiliza la variable agua líquida disponible para las plantas y en el momento idóneo. Esta se puede dividir en meteorológica, agrícola o hidrológica. Pongamos un ejemplo actual para diferenciar estos tres tipos.
Durante el invierno 2018-19 en la mitad sur peninsular las precipitaciones han sido, en general, muy escasas, por lo que hay una sequía meteorológica; pero como el otoño había sido lluvioso y la evapotranspiración de las plantas aún no es muy intensa, el suelo mantiene un cierto nivel de humedad sin que aún se produzca sequía agrícola. Y por otro lado, las reservas de agua en los ríos o embalses es media, por lo que aún tampoco hay una sequía hidrológica.
Pero también podemos hablar de una sequía meteorológica, donde se utiliza la variable precipitación en cantidad y en momento de producirse. Donde asimismo podemos considerar dos tipos, una sequía antropogénica o provocada, que es la que se produce cuando el hombre rebasa el gasto de agua por encima de las condiciones naturales medias, extendiendo sus demandas y necesidades más allá de los intervalos de riesgo; lo que puede suponer restricciones en el abastecimiento de agua a poblaciones y para las necesidades de riego. Y otra natural o atmosférica, que se manifiesta cuando las precipitaciones no se producen en la cantidad suficiente ni en el momento oportuno; o incluso ante la falta del aporte de la humedad del aire por enfriamiento directo (rocío, escarcha, gotitas de niebla, etc.). Situación en la que nos encontramos en estos momentos.
Hay cuatro factores principales que pueden agravar cualquiera de los dos tipos de sequía, los cuales son:
En un próximo artículo aplicaremos todos estos puntos a nuestro país para ver en qué momento nos encontramos y cuáles pueden ser las consecuencias a las que nos enfrentemos.